No sé por qué lo hago. Es simplemente automático.
Cuando algo sale mal, cuando las cosas no son tan buenas como deberían ser, cuando me siento superado, caigo en The Verve.
Al caer en manos de Ashcroft & co. la piel se eriza, las ideas vuelan, el bien y el mal revolotean.
Y luego me calmo...
Es la rabia, la pena, la frustración, la energía, el calor, la mirada, la intención, la desidia, la irreverencia, el compromiso; la tranquilidad y la intranquilidad unidas. Eso que ni siquiera se puede explicar bien, porque el léxico y la mente son limitados.
No se explica, pero si se siente, y mucho.
Y luego de sentir, vuelvo a ver.
A ver lo que perdí y lo que gané.
Lo bueno que soy.
Lo malo que soy.
La penumbra en la que me encuentro.
Y la luz que tengo para iluminarla.
P.S.: Entrada N° 100, BTW...
15 de mayo de 2009
El Brío es mi refugío
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